Los estudiosos e investigadores han comprobado desde la psicología a la fisiología, desde la sociología a la medicina,
que la convivencia es uno de los factores más trascendentes no sólo
para el bienestar y la felicidad, sino para el sostenimiento de la salud
total.
La convivencia es una forma de relacionarnos que debemos escoger
desde muy jóvenes. Para la convivencia positiva es necesario el respeto,
el amor, el perdón, entre otros, debemos tolerar costumbres de otras
personas.
El ser humano tiene dos necesidades sociales básicas: la necesidad de
una relación íntima y estrecha con un padre o un cónyuge y la necesidad
de sentirse parte de una comunidad cercana e interesada por él. Los seres humanos son fundamentalmente animales grupales y su bienestar es mucho mayor cuando éste se encuentra en un ambiente armónico, en el cual se vive en estrecha comunión.
Para la supervivencia es indispensable la independencia y la
autoconfianza, pero en el discurrir de la vida no puede prescindirse del
apoyo y de la compañía de los otros.
Como señalan ciertos exponentes del existencialismo no puede haber un
"yo", sin un "tú". Esta interdependencia social es mucho más que un
abstracto concepto filosófico, constituye una necesidad humana
fundamental.